La playa de los Arenales de Sol vuelve a ser, durante toda esta semana, el escenario para disfrutar de una agradable velada de cine gracias a la Fundación Caja Mediterráneo y al Ayuntamiento de Elche, que programan cada noche la proyección de los cortometrajes de la sección oficial y de la sección Mostra’t del 41º FICIE.

Desde el pasado viernes, y hasta el jueves 19 de julio, se ha instalado una pantalla gigante a orillas del mar y ubicada al final de la Avenida San Bartolomé de Tirajana. De este modo, se ofrecen espacios alternativos para disfrutar del mejor cine sin necesidad de asistir a la sede oficial del Festival, en el Hort del Xocalater. Así, todos lo que lo deseen pueden acudir a disfrutar de casi 150 cortometrajes sobre la arena de la playa.

Ayer sábado, desde las 21:30 horas, momento en el que comienzan diariamente las proyecciones, decenas de personas de todas las edades -jóvenes, familias, parejas y cinéfilos solitarios- se acomodaban frente a la pantalla, y buscaban un hueco en la arena para vivir una noche diferente.

La cena, y algo de bebida para refrescarse son imprescindibles para acompañar esta propuesta. Sentados en las sillas de playa, tumbados en las toallas, o directamente sobre la arena, los espectadores siguieron atentos todos los cortometrajes con el inevitable ruido de las olas de fondo.

Solidaritat Internacional y Siria

El lunes 16, el FICIE recibirá en el Hort del Xocolater a partir de las 21:30 horas a representantes de Solidaritat Internacional del País Valencià, que presentarán el documental “Vientos del pueblo sirio” junto con los responsables de la película.

Este cortometraje muestra la cruda realidad de los refugiados sirios desplazados a la isla griega de Lesbos, utilizando los versos de Miguel Hernández como hilo conductor de la narración. El Ayuntamiento de Elche ha patrocinado este proyecto solidario.

Este documental, de 25 minutos de duración, muestra el día a día y el trabajo realizado en Lesbos por los voluntarios de la ONG Solidaritat Internacional del Pais Valencià y por los activistas de la organización PROEM, que se dedican al rescate de refugiados y a procurarles asistencia básica.