Laura y Ángela, una lucha por los derechos LGTBI
Entre las personas que han luchado por los derechos de las personas LGTBI, y que han sido referencia para su visibilidad en España, se encuentra el matrimonio formado por Laura Selva y Ángela Castro. La pareja se hizo popular gracias al reality show Gran Hermano, en el cual participaron en 2009 en la onceava edición. Laura entró como concursante, y Ángela fue invitada a participar bajo la condición de mantener oculta su relación, ya que el desafío para el resto de concursantes era descubrir que eran pareja. Finalmente fueron descubiertas, y Ángela abandonó la casa cuando sólo llevaba en ella once días. Laura permaneció ciento doce días.
La pareja se hizo popular gracias al reality show Gran Hermano
Laura, natural de Elche, y Ángela, de México, iniciaron su relación a través de internet. Ángela residía en Valencia, y al cabo de unos meses, Laura decidió ir a conocerla. Sus padres desconocían su orientación sexual, no obstante su madre, sospechó que quien le esperaba en Valencia era algo más que una amiga. Laura confirmó ser lesbiana , afirmando que “es muy difícil salir del armario por el miedo al rechazo”.
Por parte de Ángela, su familia en México, no quería aceptar la homosexualidad de su hija ni conocer a Laura. Esta situación provocó incertidumbre en la pareja. Ángela regresó a México durante cuatro meses para reflexionar sobre si debía o no continuar su relación. Cuando regresó a España, tuvo un accidente y cuando se recuperó, decidió que quería casarse con Laura, y fue así como iniciaron los trámites para celebrar el enlace en los juzgados, arropadas por la familia de Laura.
Meses después, gracias a la participación en Gran Hermano, la familia de Ángela descubre su matrimonio con Laura, y comienza a aceptar la situación. Incluso, entre las sorpresas preparadas para los concursantes, se incluye una grabación en el que la madre de Ángela le muestra su simpatía.
Laura fue expulsada por la audiencia el 27 de diciembre de 2009 y regresó a Elche el 30. A partir de ese momento, participaron en diversos “bolos”, aunque no tardaron en desvincularse del mundo de la televisión. La pareja considera que el concurso es un buen portal para fomentar la visibilidad de las personas LGTBI y la diversidad.
Entre sus proyectos en común, barajaron la idea de abrir su propio bar en el centro de Elche, no obstante, la idea resultó inviable. Viajaron a Oxford (Reino Unido), donde comenzaron una nueva andadura profesional en una célebre cadena de cafeterías. Entre las anécdotas que recuerdan de esta etapa, nos cuentan que hubo gente que las reconoció tan pronto como pisaron la ciudad, e incluso la encargada del propio negocio, las identificó como a una pareja famosa.
Durante su estancia en Reino Unido, decidieron ser madres, y que su bebé nacería en México. Ángela sería la primera de la pareja en quedarse embarazada, y buscaron un lugar con un clima caluroso: Puerto Vallarta. Allí se inauguró un hotel en el que pudieron trabajar como animadoras.
Durante su estancia en Reino Unido, decidieron ser madres, y que su bebé nacería en México.
Al cabo de seis meses, se trasladaron a vivir con los padres de Ángela; su padre es médico, y les asesoró en la búsqueda de un doctor especializado en fertilidad.
Y así fue como, un 8 de marzo, se produjo una exitosa inseminación, llegándose a barajar la posibilidad de un embarazo de trillizos. Ángela se volcó en su embarazo, rigiéndose por una vida muy sana. Cuando supieron el sexo del bebé, eligieron como nombre Bruno.
El nacimiento del niño, supuso el comienzo de una nueva andadura. Laura tenía la tarjeta de residencia, no obstante, en el estado de Sinaloa, no se les permitiría registrarle con dos madres. Gracias a su abogado obtuvieron la documentación necesaria para acudir al registro civil, donde el juez familiar se negó a realizar dicho registro, y según sus propias palabras, era un proceso imposible. El siguiente paso fue recurrir a Derechos Humanos, cuya directora solicitó la documentación pertinente y aseguró que el trámite se podría llevar a cabo el tres de marzo. Así, Laura y Ángela fue la primera pareja que registró a un niño con dos madres. “Esto es oro”, fueron las palabras de Laura al tener el registro entre sus manos, y con el documento en mano, fue a visitar al juez familiar que les negó el trámite, diciéndole: “¿se acuerda de lo imposible?, ¡aquí tiene usted lo imposible!, si quiere seguir como juez, ¡actualícese!”.
Bruno fue bautizado por la iglesia en México, sin ningún tipo de prejuicio.
Así comienza la etapa de madres de Ángela y Laura, que actualmente viven de nuevo en Elche, con su hijo de cuatro años. Aseguran que aquí su vida transcurre con normalidad, y nunca han sentido rechazo entre la sociedad, aunque sí tuvieron dificultades a la hora de registrar al niño en la iglesia. En cuanto a la educación de Bruno, los trámites en el colegio, transcurrieron con naturalidad. Las dos madres acuden a las reuniones y eventos como tal. Ellas mismas aseguran que lo más importante es que el niño haga una vida normal, sin convertir la situación en un tema tabú. “La normalidad la hacemos nosotras” , afirman; y destacan la importancia de visibilizar la diversidad familiar. Bruno tiene dos madres, y tiene referentes masculinos en su entorno; entiende la diferencia entre sexos y ve con naturalidad a distintos tipos de familia.
Ángela y Laura, que actualmente viven en Elche, con su hijo de cuatro años.
Hemos querido conocer la opinión de Laura y Ángela en cuanto al ocio LGTBI en Elche, y consideran que es muy pobre. “Falta una organización LGTBI”, afirman, “En Crevillente sí la hay”. Su opinión sobre eventos como Diversa, o la celebración del orgullo LGTBI, es que son una buena iniciativa, pero están localizados en el Escorxador y en el parque municipal, por lo que deberían expandirse por el centro.